“He aquí, yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;
Pero quedaos
vosotros en la ciudad de Jerusalén,
Hasta que seáis
investidos de poder de lo alto.” (Lucas 24:49)
Hechos 1:4-5 Y
estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, la cual, les dijo oísteis de mí.
Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días.
Según la orden que el
Señor les dio a los discípulos, ellos se tenían que quedar en Jerusalén a
esperar la promesa del Padre…Ahora la pregunta que surge es:
¿Cuál fue la promesa que
Dios les había hecho a los discípulos por intermedio del Señor Jesucristo?
La promesa del
Espíritu Santo
En Juan 14: 16-17,26, el Señor Jesús les dijo a los
discípulos:
16- Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
17- el Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce, pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros.
26- Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
En Juan 15: 26 otra vez la misma idea
26- Pero cuando
venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el
cual procede del Padre, el dará testimonio acerca de mí.
De acuerdo a estos pasajes de la Biblia interpretamos que la
promesa del Padre consistió en que Dios enviará el Espíritu Santo sobre los
discípulos para que habite en sus corazones.
En la versión de la “Biblia al Día”, de Hechos 1:4-5 está
más claro:
4-En uno de aquellos
encuentros les pidió que no se fueran de Jerusalén hasta que, tal como les
había dicho, el Espíritu Santo descendiera sobre ellos en cumplimiento de la
promesa del Padre.
5-Juan los bautizó
con agua- les recordó-, pero dentro de pocos días serán bautizados con el
Espíritu Santo.
Esa promesa del Padre que revestirá a los discípulos de
“poder desde lo alto” se refiere al derramamiento del Espíritu Santo que
ocurrió por primera vez el día de Pentecostés. (Ver Biblia de Estudio de la
Vida Plena, pag 1445)
En Hechos 1:8 se mantiene el mismo concepto:
1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra.” (Versión
Reina Valera, 1960)
1:8 Sin embargo, cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes,
recibirán poder para proclamar con efectividad mi muerte y resurrección ante el
pueblo de Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta de lo último de la
tierra. (La Biblia al Día, 1979)
¿Cuándo recibirían poder los discípulos? Respuesta:
Cuando viniera sobre ellos el Espíritu Santo.
A partir de estos textos tenemos dos consideraciones importantes:
1-Los discípulos no habían recibido el Espíritu Santo antes del día de Pentecostés.
2- Está claro que el poder vendría, cuando Dios derramara el Espíritu Santo sobre los discípulos.
El título del capítulo 2 de Hechos es “La venida del Espíritu Santo” porque precisamente describe este evento.
A partir de estos textos tenemos dos consideraciones importantes:
1-Los discípulos no habían recibido el Espíritu Santo antes del día de Pentecostés.
2- Está claro que el poder vendría, cuando Dios derramara el Espíritu Santo sobre los discípulos.
El título del capítulo 2 de Hechos es “La venida del Espíritu Santo” porque precisamente describe este evento.
Conclusiones:
1-De acuerdo a estos
pasajes de la Biblia se deduce claramente que los discípulos hasta el día de
Pentecostés, no habían recibido el Espíritu Santo, porque aún no había descendido sobre ellos.
2-El día de
Pentecostés los discípulos recibieron el Espíritu Santo, (la promesa del Padre),
y por consiguiente el bautismo del Espíritu Santo, las dos manifestaciones en
un mismo momento y por una sola vez.
Esta promesa del
derramamiento del Espíritu Santo es para todas aquellas personas que reciben al
Señor Jesucristo como Señor y Salvador.
Con respecto a este punto el Apóstol Pedro dijo:
Arrepentíos y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados: y
recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros
es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para
cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Hechos 2:38-39
Y en Efesios 1:13 está escrito:
“En él también
vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa”.
¡Aleluya, gloria a
Dios!
Otras evidencias registradas en la Palabra de Dios que
confirman que los discípulos recibieron el Espíritu Santo el día de
Pentecostés, las desarrollamos en el próximo artículo: “La
promesa del Espíritu Santo” Parte II