miércoles, 26 de septiembre de 2018

LA VIDA VICTORIOSA EN EL ESPÍRITU



Romanos 8:1-18
1-Así que a los que pertenecen a Jesucristo ya no les espera ninguna condenación,
2-porque el poder vivificador del Espíritu, poder que reciben a través de Jesucristo, los libera del círculo vicioso del pecado y de la muerte.

3-El conocer los mandamientos de Dios no nos arranca de las garras del pecado, porque no podemos guardar la ley ni la guardamos. Pero Dios, para salvarnos, puso en vigor un plan diferente. Envió a su propio Hijo con un cuerpo humano igual en todo al nuestro, salvo que no era pecador, y al entregarlo en sacrificio por nuestros pecados, destruyo el dominio del pecado sobre nosotros.

4- Por lo tanto, si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo y negamos obediencia a la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, podemos obedecer la ley de Dios.
5- Los que se dejan dominar por la baja naturaleza, viven sólo para auto complacerse, pero los que viven de acuerdo con el Espíritu Santo se conducen como agrada a Dios.

6- El dejarse conducir por el Espíritu Santo produce vida y paz, pero el dejarse conducir por la vieja naturaleza produce muerte, 7-porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se rebela contra Dios.
Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla.

8- Por eso, los que continúan bajo el dominio de su antiguo yo pecador y se empeñan en continuar con sus perversidades, jamás podrán agradar a Dios.

9- Pero ustedes nos son así. Si el Espíritu de Dios mora en ustedes, están bajo el dominio de la nueva naturaleza.
(Y recuerden que no es cristiano quien en su interior no tenga el Espíritu de Cristo.)
10- Más aunque Cristo viva en ustedes, sus cuerpos están muertos a consecuencia del pecado; pero sus espíritus viven porque Cristo los ha perdonado.
11- Y si el Espíritu de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, Él hará que sus cuerpos mortales despierten a la vida después de la muerte por medio del mismo Espíritu Santo que vive en ustedes.

12- Así que, amados hermanos, ustedes no están obligados a hacer lo que la vieja naturaleza les dice.
13- Si lo siguen haciendo están perdidos y perecerán; pero si mediante el poder del Espíritu Santo destruyen la vieja naturaleza y sus obras, vivirán.

14- Porque los que se dejan conducir por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.

15- No debemos actuar como esclavos serviles y cobardes, sino como verdaderos hijos de Dios, como miembros adoptivos de su familia que pueden llamarlo: “Padre, Padre”.
16- Porque el Espíritu Santo nos habla a lo más profundo del alma y nos asegura que somos hijos de Dios.

17- Y como somos sus hijos, compartimos sus riquezas, pues todo lo que Dios le da a Jesucristo es ahora también nuestro.

Pero si compartimos su gloria, también hemos de compartir sus sufrimientos.
18- Sin embargo, lo que ahora sufrimos no tiene comparación con la gloria que nos dará después.
(Romanos 8:1-18, La Biblia al Día 1979)

Por la autoridad de este y otros pasajes similares de la Escritura el cristiano puede saber que no tiene que vivir un momento de derrota el resto de su vida. Dios significa para usted una vida de victoria, una vida de poder, amor y alegría. Usted puede vivir en la plenitud del Espíritu como estilo de vida si sólo conoce sus derechos como hijo de Dios y obedece el liderazgo del Espíritu Santo.

8:1 Para los que están en Cristo Jesús…Pablo acaba de mostrar que la vida sin la gracia de Dios es derrota, miseria y esclavitud al pecado. Ahora en el capítulo 8, Pablo dice que la vida espiritual, el estar libre de la condenación, la victoria sobre el pecado y la comunión con Dios vienen mediante la unión con Cristo por la presencia del Espíritu Santo. Al que recibe y sigue al Espíritu  se le libra del poder del pecado y se le conduce a la glorificación final.

8:2 La ley del Espíritu… Esta “ley del espíritu de vida” es el poder regulador y activador del Espíritu Santo que opera en el corazón del creyente. El Espíritu Santo entra en el pecador para vivir en él  y lo libra del poder del pecado. La ley del Espíritu va obrando en el recién convertido a medida que se compromete a obedecer al Espíritu Santo. Encuentra un nuevo poder que obra en él, un poder que le permite vencer al pecado.

8:4 La justicia de la ley se cumpliese en nosotros… La obra del Espíritu Santo dentro de los creyentes los capacita para llevar una vida de justicia, que se considera como el cumplimiento de la ley moral de Dios.

8: 5-14 Conforme a la carne… al Espíritu.
Pablo describe dos clases de personas; las que viven según la carne y las que viven según el Espíritu.
Vivir “conforme a la carne” es depender de nuestra vieja naturaleza pecaminosa para vivir la vida cristiana.
Vivir “conforme al Espíritu” es someterse a la dirección y capacitación del Espíritu Santo, y ocuparse en las cosas de Dios.
Es vivir en todo tiempo en la presencia de Dios, confiando en que Él nos dará la ayuda y la gracia necesarias para realizar su voluntad en y por medio de nosotros. Es imposible seguir la carne y al Espíritu al mismo tiempo.
A las personas para las cuales las cosas de Dios representan su principal amor e interés, les espera la vida eterna y la comunión con Dios.

8:9 Si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Desde el momento en que acepta a Jesucristo como Señor y Salvador, todo creyente tiene al Espíritu Santo viviendo en él. (Efesios 1:13-14, I Corintios 3:16; 6:19-20)

8:13 Hacéis morir las obras de la carne.
Pablo acentúa la necesidad de una lucha continua contra todo lo que pudiera limitar la obra de Dios en la vida del creyente, ya que el pecado está siempre esforzándose por volver a dominar a los que tuvo bajo su control.
Los creyentes deben decidir  constantemente si van a someterse a los deseos pecaminosos o a las exigencias de la naturaleza divina en la cual participan. (Gálatas 5:16,18).

8:14 Guiados por el Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo vive en el hijo de Dios con el fin de guiarlo a pensar, hablar y actuar de acuerdo con la Palabra de Dios.
1) Él guía primordialmente mediante impulsos que (a) son estímulos internos a hacer la voluntad de Dios y a darle muerte a las obras de la carne. (b) están siempre en armonía con las Escrituras.
2) El impulso del Espíritu viene al (a) leer la Palabra de Dios, (b) orar con fervor, (c) escuchar la predicación y la enseñanza bíblica.

8:17 Si padecemos juntamente con Él.
Pablo les recuerda a  los creyentes que la vida victoriosa en el Espíritu no es un camino fácil. Jesús sufrió y sus seguidores también sufrirán. Se considera que ese sufrimiento es con Él y es la consecuencia de la relación de hijos con Dios, de la identificación con Cristo, del testimonio acerca de Él, y de la negación a adaptarse al mundo. (Romanos 12:1-2).

8:18 Las aflicciones del tiempo presente.
Todos los sufrimientos de este mundo –enfermedad, dolor, miseria, desilusión, pobreza, maltrato, tristeza, persecución y dificultades de toda clase- deben considerarse insignificante cuando se comparan con la bendición, los privilegios y la gloria que se le darán al creyente fiel en el mundo venidero. (2 Corintios 4:17). 


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