miércoles, 18 de julio de 2018

EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM


Pero Jehová había dicho a Abram:
Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré;
y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Gn 12:1-3

El llamamiento de Abram como se registra en Gen12, (más tarde Abraham, véase Gn 17:5) inicia un nuevo capítulo en la revelación del AT del propósito de Dios para redimir y salvar a la humanidad.

Dios se proponía tener a un hombre que le conociera y le sirviera con fe devota.
De ese hombre saldría una familia que conocería, enseñaría y guardaría los caminos del Señor.
De esa familia saldría una nación escogida, compuesta de personas que se separarían de los malos caminos de las demás naciones para hacer la voluntad de Dios.
De esa nación saldría Jesucristo, el Salvador del mundo, la prometida simiente de la mujer (véase Gen 3:15, Gá 3:8, 16,18).  Hay varios principios importantes que se pueden deducir del llamamiento de Abraham.

1-      El llamamiento de Abraham implicaba separarse de su tierra, de su parentela y de la casa de su padre a fin de ser extranjero y peregrino sobre la tierra (Hebreos 11:13). En Abraham, Dios estaba estableciendo el importante principio de que su pueblo debe separarse de todo lo que sea un estorbo a su propósito.

2-      Dios le prometió a Abraham una tierra, una gran nación por medio de sus descendientes, y una bendición que afectaría a todas las naciones de la tierra. El NT enseña claramente que la última parte de esa promesa se está cumpliendo en la proclamación misionera del evangelio de Cristo. (Hechos 3:25; Gá 3:8).

3-      El llamamiento de Abraham no sólo abarcaba una patria terrenal, sino también una celestial.
Su visión llegó a abarcar un hogar definitivo ya no en la tierra sino en el cielo, y una ciudad cuyo arquitecto y constructor era Dios mismo. De aquí en adelante Abraham deseó y buscó una patria celestial donde habitaría para siempre con su Dios en justicia, gozo y paz. (véase Heb 11:9,14-16)
Hasta entonces él sería extranjero y peregrino sobre la tierra.

4-      El llamamiento de Abraham no sólo incluía promesas sino también obligaciones.
Dios exigía tanto la obediencia de Abraham como la entrega personal a Él como Señor a fin de recibir lo que fue prometido. La obediencia y la entrega comprendían:
(a)    Confianza en la palabra de Dios, aun cuando la realización de las promesas pareciera humanamente imposible. (Gn 15:1-6; 18:10-14)
(b)    Obediencia a la orden de Dios de irse de su hogar. (Gn 12:4; 15:6 Heb 11:8)
(c)     Un sincero esfuerzo por llevar una vida recta. (Gn 17:1-2)

5-      La promesa y la bendición de Dios para Abraham se ofrecen no sólo a sus descendientes físicos (i.e.; judíos creyentes, sino también a todos los que en verdadera fe (Gn 12:3) aceptan y siguen a Jesucristo, la verdadera “simiente” de Abraham (Véase Gá 3:14,16). Todos los que tienen fe como la de Abraham son “hijos de Abraham (Gá 3:7) y son bendecidos con él (Gá 3:9). Se convierten en el linaje de Abraham, herederos según la promesa (Gá 3:29), que incluye recibir “por la fe…la promesa del Espíritu en Cristo Jesús. (Gá 3:14)

6-      Por cuanto Abraham tenía una fe en Dios que se expresa en obediencia, se le declara como magno ejemplo de la verdadera fe salvadora. (Gn 15:6; Ro 4:1-5,16-24; Gá 3:6-9; Heb 11:11-19; Stg 2:21-23).
Cualquier profesión de fe en Jesucristo como Salvador que no implique obediencia a Él como Señor, no es la clase de fe que Abraham tenía y en consecuencia no es verdadera fe salvadora.

Gálatas 3:6-16, 29
3:6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
3:7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
3:8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
3:9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
3:11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
3:12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
3:14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
3:15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. 

3:29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

Romanos 4:1-5, 16-24
 4:1 ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
4:2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
4:3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.
4:4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
4:5 más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 

4:16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.
4:17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
4:18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
4:19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
4:20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
4:21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
4:22 por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
4:23 Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada,
4:24 sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 
4:25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. 

Hebreos 11:11-19
11:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.
11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;
11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
11:11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.
11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;
11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito,
11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia;
11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 

  
Fuente: Biblia de Estudio de la Vida Plena.

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